Saludo de Pascua 2018

Queridas Hermanas y Hermanos:

Estamos viviendo la Santa Semana, acercándonos a la Celebración de la Pascua, triunfo de la vida sobre la muerte, triunfo del bien sobre el mal, triunfo de Jesús para su pueblo.

En este tiempo nos viene a nosotros tantas situaciones de muerte, tantas pasiones y crucifixiones  cotidianas: la memoria de los muertos y desaparecidos por el terrorismo de Estado, la vida amenazada desde la concepción, en nuestro país el proyecto de legalización y despenalización del aborto, que desdice del valor del cuidado y protección de la vida, especialmente la más indefensa. La falta de recursos, la droga y la inseguridad,  la vida de hermanos y hermanas atropellados en su dignidad por una  realidad social que descarta, oprime y cierra horizontes,  enterrando sueños y esperanzas.

Tierra regada con sangre aún más allá de nuestras fronteras, San Romero, mártir de América, junto a su pueblo sufrido y perseguido…Venezuela…Siria…otros países…

Con Jesús celebramos a nuestros muertos-vivos, como semilla que germina en la tierra  y da su fruto.

En   la Encarnación,  Jesús  se une a  nuestra realidad histórica-humana. Se  hace  presente a pesar de todo,  en la intemperie, entre los pobres, a cielo abierto y con corazón abierto para todos. Se hace  solidario con la causa del pobre, del pecador, “Jesús pasó haciendo el Bien”, e inaugurando  el nuevo Reino.

Y es  María quien acompaña este caminar de su Hijo, que sale al encuentro de la vida. Llevando y cuidando la vida; la de Isabel, la de los pobres de Israel, la del Hijo en la Cruz.  En medio de todos los conflictos sociales confía  y canta el triunfo de Dios sobre toda forma de muerte

Celebramos la vida en nuestras comunidades, animando la cultura del encuentro, los gestos solidarios, de ternura y compasión, tratando de vencer el egoísmo, el engaño, la mentira, la corrupción, que nos invade a través de múltiples formas. “Permanezcan despiertos”, nos vuelve a decir Jesús.

Si nos dejamos mirar por Jesús, si escuchamos su voz, si volvemos una y otra vez junto a su corazón misericordioso, que se entregó por amor, podemos vivir sintiéndonos hermanos.

Entonces podemos darnos el abrazo con el deseo de unas ¡Felices Pascuas de Resurrección! porque la vida tiene la última palabra. Lo creemos, lo esperamos, lo gestamos.

Junta Directiva Nacional CONFAR

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