25 años de presencia de las Hnas. del Calvario en Iguazú

Las fotos nos ayudan a hacer memoria, nos llevan en el tiempo, acariciando experiencias únicas, regalo de la vida en frascos chicos que inundan de perfume la casa y el universo. Como una lámpara pequeña, llama encendida a pesar de los vientos y las oscuridades existenciales, sociales, eclesiales y congregacionales.

Los árboles son testigos y llevan grabado en el tronco las marcas, y en sus flores la fertilidad. Un lapacho erguido y fuerte se inclinó hasta el suelo por una tormenta. Dolió mutilarlo pero hoy está nuevamente de pie con ramas mucho más flexibles. Abrazos cotidianos lo animaron a volver a apostar por la vida. Sus raíces siguen hondas agarradas al centro de la tierra que nutre sus entierros.

Dos Pesuñas de Vaca siguen dando la bienvenida a la entrada con espacio para anidar un ratito en sus ramas. Con flores blancas resucitadas. Una lluvia de oro llega de regalo, ramilletes dorados de tesoros sagrados.

Mesa larga, variedad de colores, verduras frescas y frutas nuevas. Secuencias de brindis porque sobran motivos y es otro modo de dar gracias. El patio recibió nuestros silencios orantes e hizo eco de largas compartidas que emocionaron el corazón. Palabra, gesto y bendición. Danza comunitaria, canción y percusión. Es la manera en que percibimos la Presencia de Dios.

Como en las antiguas fiestas de bodas, el festejo se extendió día tras día… Tantas vidas en nuestras vidas merecen un tiempo sin tiempo para que acontezca lo mejor. Muchos abrazos quedaron agarrados en la sensación como si el cuerpo guardara nutrientes para otra ocasión. Es que los afectos regalan fecundidades de consagración. En esos días el clima nos invitó a pasar por todas las estaciones del corazón.

Fresco, calor, lluvia y sol. Un día juntas en cataratas, otro gesto de Amor. Tierra mi cuerpo….con sus fecundidades y fragilidades… Agua mi sangre… que con toda su diversidad corre por nuestras venas… Aire mi aliento… soplo de vida en cada etapa existencial… Fuego mi Espíritu… por ser mujeres apasionadas habitadas por la Espiritualidad Calvariana.

Las Dos Hermanas la danzaron con nosotras como prolongación de la fiesta en el patio de la capilla con trencitos jocosos y risas de alegría… Los ritmos encuentran en nuestro interior la capacidad de acunar o saltar disfrutando el momento.

Libertad, paso lento, vida en movimiento, semilla que se entierra, entretejido del monte, canto de pájaros, danza de mariposas, picardía de coatí, nido largo de boyero. Brillo de hurraca, colorido de tucán, vuelo bendecido de vencejos, alegría del hogar, orquídeas en flor…

Mixtura fraterna, latidos brasileños que se unen a nuestras vidas. Carisma extendido y compartido, espiritualidad encarnada, pascuas paridas, luces y sombras reflejadas, autenticidad que puja nuevas presencias re significadas.

Otros modos de pertenecer, arraigo en desarraigo, la misma sabia nos circula. Ser los SOMOS… mujeres en continua cosecha interna de sabidurías, fidelidades que buscan. Expresiones que ensanchan, diversidad de experiencias, sentires profundos. Caminos que se encuentran, libertades que dejan huellas. Tesoros escondidos, dragma encontrada, semilla de mostaza, hierba que crece por sí sola, lirios del campo, huerto de olivos, monte calvario, jardín de  perfumes y nombres escuchados.

Abrazos emocionados, mirada profunda, reflejo del alma. La casa común nos envía a calvarios reales, procesos sufridos, nudos existenciales, vulnerabilidades violentadas, naturalezas abusadas, historias calladas, enfermedades anidadas por el dolor.

Para ESTAR, COMPARTIR, ESCUCHAR, CONTEMPLAR, ACARICIAR, PERDONAR, REDIMIR, LIBERAR, DESPEJAR, DISCERNIR, ALIVIAR, AMAR…

Con paciencia y ternura, con firmeza y sostén, con materna igualdad de ir juntos a la par. Con cercana presencia ofreciendo un Betania de casa y corazones abiertos. Dar desde nuestra pequeñez transformada… de nuestra fragilidad fortalecida… de nuestra profundidad fecundada.

Me gozo de ser parte de esta historia, como de muchas otras que van aconteciendo en lo secreto a su ritmo y en el tiempo, como parte de un mismo paso de Dios en la historia de sus pueblos…

Patricia Blatter
Primavera en Misiones, Septiembre del 2014

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